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Calderón: “El entrenador siempre vive en el alambre”

  • Foto del escritor: CE - RFAF
    CE - RFAF
  • 1 dic 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 19 dic 2018

El entrenador del Salamanca CF UDS, Antonio Calderón Burgos (Cádiz, 02/06/1967), uno de los mitos de la época moderna del Cádiz y un auténtico revolucionario del fútbol escocés gracias a su brillante singladura en el modesto Raith Rovers, es el máximo responsable del cuadro de El Helmántico, allí donde trata de certificar la continuidad de la formación charra en la Segunda División B.

- Hablar de Calderón como jugador es hablar de un exquisito interior zurdo, pero ¿cómo es el Calderón entrenador?

- Soy bastante exigente en el trabajo diario y siempre trato que mis equipos sean ordenados y muy atrevidos. Son mis líneas básicas como entrenador.

- En la etapa final de su carrera como futbolista emigró a Escocia y fue allí donde debutó como entrenador, cuénteme cómo fueron sus inicios…

- Mi representante me empujó a marcharme a Escocia porque en aquel momento –temporada 2002-03- acababa de salir de una lesión de rodilla y surgió la posibilidad de ser jugador y entrenador al mismo tiempo. Llegué a un acuerdo y me marché allí y me puse a entrenar y a jugar a la vez. Al principio fue difícil porque fue un exceso de responsabilidad, pero acabé feliz porque me adapté. Querían cambiar el modelo de entrenador escocés y lo conseguimos.

- Y de repente a su Cádiz natal para obrar el milagro del filial del Cádiz. Usted firmó una salvación que a 10 jornadas del final de la Liga era una quimera…

- Ya había nacido mi hijo y el División de Honor juvenil del Cádiz se quedó libre y lo acepté. Estábamos haciendo muy buen año y al final de esa temporada salvé al Cádiz B en la Tercera División. Fue algo muy importante.

- Su vida y el Cádiz han estado siempre ligados, pero ha sido una historia extraña. El año del descenso le destituyeron estando a 5 puntos del descenso y después de perder el derbi contra el Xerez. ¿Cómo vivió aquel descenso?

- Bueno, primero lo viví como persona. Viví muy mal ese descenso porque soy cadista y gaditano. La gente quizás se cebó un poco en mi figura como el máximo culpable de la marcha del equipo. Se produjeron muchos cambios durante la temporada y el objetivo era salvarse, pero todo cambió de forma brusca. Yo lo pasé mal desde mi destitución hasta el día del descenso.

- Luego Albacete, Huesca, de nuevo Cádiz… y así hasta asumir el cargo de segundo de Jose González en el Granada, entonces en la Primera División…

- Todo surgió cuando me llamó Jose. Yo siempre tenía la inquietud de ser segundo entrenador. Recuerdo que en una clase de Nivel III preguntaron qué alumnos querían asumir la función de segundo y yo dije que me hacía ilusión serlo. A mí no me hubiera importado iniciarme como segundo y ya después dar el salto. Aprendes al lado de alguien más experimentado. Yo soy amigo de Jose, con el que jugué en el Cádiz y en el Rayo. Él me llama y veo que para lo que queda de temporada no podía rechazar esa oferta. Me adapté muy bien porque yo siempre he pensado que podía ser un buen ayudante. Sales un poquito del foco y la relación con todos los integrantes de la plantilla es diferente. Fue una experiencia enriquecedora.

- De todos modos, la mayor paradoja de su carrera fue en Fuenlabrada. Gana la Copa Federación, clasifica al equipo para el play off de ascenso a la Segunda División por primera vez en su historia y empata en el Bernabéu en la Copa del Rey. Entonces era un héroe, pero en invierno le desmantelan el equipo y le destituyen. La vida del entrenador en 60 días, ¿no?

- Exactamente. El entrenador siempre vive en el alambre. Somos víctimas de otras decisiones y de otra manera de ver las cosas. Estábamos haciendo las cosas muy bien, pero se hicieron unos cambios con los que yo no estaba conforme e hicieron que la marcha del equipo ya no fuera la misma. Teníamos que prepararnos para un play off, pero nos estábamos preparando para ganar simplemente. Cuando de nuevo se demuestra que me voy yo y el equipo no cambia en absoluto se vio que yo no era el problema. La plantilla no estaba equilibrada desde entonces y tienes que aprender a vivir con ello.

- Después emigra a Egipto, ¿cómo es el fútbol allí?

- Allí el fútbol es muy desordenado y desorganizado. Los futbolistas son buenos a nivel técnico y físico, pero a nivel de toma de decisiones son demasiado acelerados y demasiado verticales. El mes que estuve allí el equipo que yo entrenaba –el Nogoom- llamó mucho la atención.

- Y ahora dirige al Salamanca CF UDS, ¿cómo se vive el fútbol en la ciudad de Salamanca?

- Aquí se vive el fútbol con muchísima pasión precisamente porque lo han perdido durante años después de la desaparición de la UDS. Aquí vienen 7.000 personas a vernos todos los domingos. Mi objetivo es que equipo y afición sigan creciendo juntos. Se respira fútbol por las calles.

- Para aquellos que no lo conozcan hay una intensa rivalidad Salamanca CF UDS-Unionistas, ¿es como un Cádiz-Xerez?

- Bueno, yo creo que un Cádiz-Xerez es más. Esta rivalidad es nueva. Al ser local se vive como un Sevilla-Betis, pero lógicamente a menor escala. Son equipos nuevos con mucha rivalidad pero lo asemejo más a un derbi más de ciudad.

- ¿Qué Segunda División B se ha encontrado?

- El grupo I está mucho más competido que el año pasado. La Ponferradina está muy bien, el Castilla está fuerte, ha vuelto la Cultural, el Guijuelo y el Sanse están apretando… Hay muchísima competencia.

- ¿Le queda algo por hacer en su carrera?

- A mí me gustaría tener un ascenso en España. Ya subí en Escocia, pero quiero subir a un equipo aquí. Salvé al Cádiz B de un descenso casi seguro porque de 10 partidos ganamos 7. Aquello fue precioso, pero quiero subir.

- ¿El momento más feliz de su carrera?

- Recuerdo mi primer ascenso como jugador con el Rayo Vallecano a la Primera División y la salvación con el Cádiz B en la Tercera División como entrenador.

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