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Miguel Rivera: “Soy el prototipo de entrenador currante”

  • Foto del escritor: CE - RFAF
    CE - RFAF
  • 19 dic 2018
  • 5 Min. de lectura

El entrenador del Real Valladolid B analiza el modelo ideal de canterano, recuerda sus orígenes en su Málaga natal y avanza sus planes de futuro. “Me siento entrenador. Sólo así puede entenderse que esté a 800 kilómetros de mi casa”, asegura Miguel Rivera Mora (Málaga, 08/05/1961), un tipo curtido en mil batallas que pronto alcanzará los 500 partidos dirigidos en la Segunda División B.



- Muchos de los entrenadores alcanzan la élite gracias a su perfil de exjugador, pero usted responde a un perfil diferente. ¿Representa el éxito de un currante desde la base?

- Yo me siento absolutamente realizado. Soy un entrenador humilde que a base de constancia y trabajo ha llegado donde ha llegado y se ha mantenido muchos años en este mundo.

- 498 partidos en la Segunda División B avalan su currículum. ¿Cómo definiría su vinculación con la categoría?

- También fueron muchísimos partidos en la Tercera División y en la Liga Nacional y la División de Honor juveniles. La Segunda División B es una categoría muy difícil. Yo he sido siempre un currante y a gente como yo le cuesta mucho trabajo llegar y salir hacia arriba. Yo siempre me propongo disfrutar y aprovechar las oportunidades que me han ido llegando.

- Quienes le vieron entrenar al Torremolinos dicen que aún queda mucho de aquel Miguel Rivera, sobre todo su carácter y su ADN competitivo, ¿comparte esa opinión?

- Sí, tengo claro que por las características por las que todo el mundo me reconoce es a través de mi forma de ser. Entre el fútbol base y lo que vamos caminando vamos a cumplir 30 años en esto, pero aún me siento joven y con muchas ganas. Mi DNI dice que soy un trabajador del fútbol. Con el tiempo uno se va atemperando también un poquito. La sociedad también avanza hacia otros parámetros. Con ese ADN se me reconoce en todos lados, aunque me he ido modelando con los años.

- Curiosamente, y después de haber sido un entrenador que garantizaba éxitos en la Segunda División B, se ha habituado a entrenar equipos filiales en la madurez de su carrera, ¿un proceso a la inversa?

- Hombre, visto así, puede ser, pero lo que sí he notado es que siempre me han llamado para revertir situaciones complejas. Ya lo hicieron cuando me llamaron en Almería, Écija o aquí en Valladolid… Recuerdo que en el Almería B teníamos 17 puntos en la jornada 24 y al final conseguimos la salvación. Las veces que se me ha requerido para situaciones límite he salido airoso. En los últimos filiales siempre he intentado conseguir un objetivo que parecía imposible cuando nadie daba un duro por nosotros.

- ¿Qué diferencias hay entre entrenar al Cartagena o al Valladolid B?

- El término exigencia en todos lados es igual. A veces la exigencia es formar jugadores y otras es subir de categoría. Yo he estado a 11 puntos de la salvación y hemos sido capaces de sacar al equipo de ahí abajo. Hay equipos con más madurez y equipos con un poso de formación importante. Es mucho más fácil para el entrenador dirigir a un jugador que vive de esto para mantener a su familia. Hay veces que hay entornos que tampoco conducen al chaval al momento oportuno. Es una situación compleja la de los canteranos, por lo que eso influye en su dirección diaria.

- El momento más extraño de su carrera fue su destitución en el Granada 74, ¿cómo recuerda aquel momento?

- Me gustaría aclarar que los que estábamos allí sabemos que no fue una destitución. Teníamos un presidente que nos decía que no podía cumplir con lo pactado. Yo les di mi palabra a mis jugadores y me tuve que ir porque me había comprometido con la plantilla. Se fueron muchos compañeros después. Fue una situación dura…

- Con tantos años en la categoría habrá vivido multitud de problemas e impagos, ¿se ha acostumbrado a sobrevivir en la jungla?

- El primer gran máster de precariedad económica lo hice en Cartagena. Antes de llegar a Cartagena ya habían estado Juan Señor o Pepe Murcia, por ejemplo. Estuvimos todo el año sin cobrar y aquello fue un máster para aprender a sobrevivir en una categoría tan humilde como es la Segunda División B. En esta categoría muchas veces se sobrevive por empeño. Fue un auténtico ejercicio de supervivencia.

- ¿Formación o competición?

- Son dos conceptos que no se pueden separar. Yo creo que todo va unido. El blanco tiene que mezclarse con el negro y el negro con el blanco. Todos los días competimos. Bajo mi humilde opinión se equivoca quien piensa que puedes separar ambos modelos.

- Dígame cómo debe de ser el retrato robot de un canterano que pretende ser futbolista profesional

- Bueno, yo creo que un proyecto de futbolista hay que convertirlo en profesional y lo verdaderamente importante es que el chaval tenga muy claras las cosas. Hay muy pocos Messis y Ronaldos y todo es base de trabajo y que el entorno le conduzca por el buen camino. A veces el camino difícil es el que de verdad vale. Aquí tengo a Antonio, que lo tuve en Écija, o a Joaquín, que lo tuve en Almería. Me acuerdo de Josemi, que lo tuve en el Torremolinos y fue campeón de Europa con el Liverpool. En el ADN debe tener claro que quiere ser futbolista, no jugar al fútbol.

- En el Valladolid han apostado recientemente por la cantera, ¿cómo es su día a día allí?

- Somos un club que estamos creciendo. Hemos vuelto y ahora tenemos un nuevo propietario –Ronaldo Luis Nazario de Lima-. Ya me enfrenté a él cuando yo estuve en el Écija –fue en una eliminatoria de la Copa del Rey entre el Écija Balompié y el Real Madrid en 2006-. La idea es tratar de equilibrar todos los asuntos económicos y a partir de ahí empezar a crecer. Ascender a la Primera División ha venido de maravilla. Hay que felicitar al cuerpo técnico y a la plantilla, a la directiva y a la dirección deportiva. Ahora están tratando de garantizar el futuro más cercano en cuanto a medios e instalaciones. Tenemos que compartir el día a día. Nuestro objetivo es ayudar al primer equipo, por lo que tenemos siempre línea abierta con Sergio –González- y con Andrés –Fernández-, que lo tenemos de enlace. Ese es nuestro día. Mucho diálogo y mucho trabajo.

- Después de tantos años ejerciendo supongo que le quedará el reto de entrenar en la Segunda División, ¿no?

Evidentemente siempre tenemos esa ilusión. Yo no estoy a 800 kilómetros de mi casa para no sacrificarme para conseguir algo importante. Para mí sería muy fácil irme a Alhaurín, pero a mí el fútbol me tiene atrapado. Esa ilusión me sigue corriendo a diario por las venas. Yo siempre digo lo mismo. Mínimo que el año que viene siga en la misma categoría. Uno siempre es entrenador. Hay entrenadores en Regional con un nivel excelente, pero hay que intentar crecer. Es tan buen médico el que está en el ambulatorio como el que está en el mejor hospital del mundo. Pues los entrenadores son como los médicos.

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